domingo, 15 de diciembre de 2019

La soledad


Me gustaría comenzar esta platica hablando de la definición desde diferentes puntos.
La RAE la define como: Carencia voluntaria o involuntaria de compañía.
La psicología la define como: El sentimiento que surge tras la percepción de no formar parte de nada ni de nadie, de que algo en el interior está vacío, aislado, sin sentido de pertenencia.
Y el poeta, escritor y dramaturgo Rafael Lechowski dice “el aislamiento es el premio y recompensa al pensamiento, para otros un día mas de soledad y aburrimiento”
En mi opinión la soledad es un concepto tan complejo como la vida misma. Piensen cuantas veces no se encontraron en ese lugar pútrido al que llamaron “hogar” y digo pútrido por que la soledad es amiga de la depresión lamentablemente, ¿cuántas caídas se tuvo que pasar para pensar que esta era la definitiva? ¿Qué diferencia, la caída que mantiene en coma tu cuerpo y viva la mente de otras? ¿es acaso la vida un caminar solitario constante en medio de un bosque lleno de personas que de su vida son ignorantes? ¿son las personas parte de mi o yo soy parte de ellos? ¿y si soy parte del todo porque no soy reconocido y porque no me reconozco? Estos y otros cuestionamientos me atacaban como taquicardia mientras vivía en la no pertenencia, mientras vivía en mi cuarto acostado mas de 12 horas, mientras salía a la calle mas de 12 horas y no encontraba ninguna diferencia, se me habían acabado las palabras para decir, se me habían acabado las salidas, bueno, al menos para mí, no fueron muy diferentes los siguientes días, no mostraban mejoría, abrir los ojos de manera tan abrupta y darte cuenta que no le importas ni a tus padres, seguro que a mas de uno le sacarían una lagrima, hoy me gustaría decir que soy símbolo de la inmortalidad o el destino, el sentirte solo empieza a carcomer la mente, no solo por pensarlo sino por estarlo, viví lo que creía mis ultimas horas en un bar de mala muerte hasta que después de salir ebrio de ahí pensé en una sobredosis, no se como explicarlo, pero de esa noche solo recuerdo haber tragado las pastillas para luego vomitarlas y heme aquí.
Podría relatarles las otras dos veces que he estado cerca de la muerte, pero estamos hablando de soledad no de suerte, parecía que después de ese suceso yo iba a cambiar, pero en realidad no, lo que hacia para calmar mi terrible ansiedad de seguir pensando era escribir, pintar o correr, correr hasta cansarme y pintar y escribir para ser recordado en muerte por si no lo fui en vida.
Comenzaba los meses y se me iban como semanas, comenzaba las semanas y se me iban como horas, trate de buscar ayuda psicológica, pero estaba tan inseguro que decidí quedarme otra semana en mi concha y así postergando lo que pareciera la medicina para esto, bajo la pregunta que utilizaba como excusa ¿para qué componerlo, si siempre he estado roto?
Como una mosca descuidada que cae en una telaraña bien armada, caí en los vicios y en los engaños de terceros, al fin estoy viviendo mi vida pensé de momento, pero gracias a la habilidad que me había brindado la soledad de dudar de todos, de nuevo me vi solitario en todas partes y si, al parecer si fue verdad lo que algún día escuche de un viejo que se sentó al lado mío, “deja de buscar a los que crees tus amigos, y veras quien era el amigo en esa relación” fue lo que dijo.
Al parecer la solución estaba mas cerca de lo que no pude comprender, crecer es darte cuenta de que, nadie se va a ir contigo a perecer, crecer es darse cuenta de que, solos venimos y solos nos vamos, nacemos llorando porque sabemos lo que nos espera, las personas solo son como el combustible para continuar la carrera, necesarias para no perder la cordura, pero nada fuera de lo común.
Lo que puedo rescatar de este relato lleno de optimismo es que, al final si, pude quedarme solo sin alterarme, solo voy tomando lo que enriquece mi cerebro de las personas, como alguna frase, una historia o una retroalimentación a mi persona, salgo de mi cueva a convivir cuando pienso estar volviéndome loco y lo hago casi siempre porque casi siempre estoy triste, doy vuelta a la sonrisa como un reloj de arena para que no se acabe y prefiero morir sonriendo que con una cara larga como lo hace la mayoría, por desgracia no se puede huir de la guadaña. Y los que se encuentran en el proceso de soledad profunda solo puedo decirles lo que escuche alguna vez. Nunca está más obscuro que cuando va a amanecer.

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